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En busca de un clásico perdido: Jean Santeuil

" LA PUERTECITA del jardín se volvió a cerrar lentamente sobre el pequeño Jean que había vuelto por tercera vez a darle las buenas noches a su madre y que había sido bastante mal recibido. —Está un poco triste, doctor —dijo la señora de Santeuil, con dulzura, volviéndose hacia el profesor Surlande, para disculpar a su hijo—. Es la primera vez que no voy a darle las buenas noches en su cama y eso lo agita mucho. ¡Es tan impresionable! —Es lo que llamamos un nervioso —dijo el doctor, sonriendo como quien acaba de tener una ocurrencia—. Su aspecto lo indica bastante, por lo demás. El señor Marfeu lo trata seguramente por medio del agua fría. —Por medio del agua fría? —dijo con asombro la señora de Santeuil—. No, el señor Marfeu nos recomendó sobre todo que sólo utilizáramos el agua caliente. —¿Agua caliente? —dijo, riéndose el señor Surlande—. ¡Ah!, verdaderamente, agua caliente, es algo bastante curioso. Por parte, el señor Marfeu es un sabio notable y no po

Entre erotismo y libros

LITERATURA ERÓTICA Y ROMÁNTICA

Dentro del amplio campo de la literatura erótica, deben incluirse aquellos textos que, en diferentes épocas y culturas, se proponen una reflexión filosófica sobre el significado y los alcances del amor, además de estipular —como ocurre en los tratados que hablan del arte de amar— los códigos de la seducción y del encuentro entre los amantes. El banquete de Platón es un diálogo sobre las ventajas de la relación homosexual sobre la heterosexual e incluye un mito sobre el origen de Eros. El Ars amatoria o los Remedios de amor de Ovidio, en la literatura latina, constituyen ejemplos de lo que Michel Foucault ha llamado una scientia sexualis. El Kamasutra (Reglas sobre el amor sexual), tratado indio escrito por Vatsyayana alrededor del 500 d.C., incluye las diferentes maneras de gozar del amor con las mujeres, de los afrodisíacos y de las bebidas estimulantes.

El conjunto de obras literarias que tienen como argumento las relaciones amatorias desde una perspectiva sensual que alcanza en ocasiones terrenos escabrosos, se denomina hasta hoy como literatura erótica. En tanto que el romanticismo en España llega con retraso con respecto al resto de los países europeos, y no es particularmente fecundo. Su desarrollo está condicionado por la situación política marcada por el absolutismo de Fernando VII. 
 

 
 
El erudito José Joaquín de Mora, exiliado en Francia, envió a los Bochl de Faber, entonces en Cádiz los primeros romances protorrománticos, y más tarde, durante su exilio en Londres (1823), junto con Alcalá Galiano y Blanco White, fue uno de los impulsores del romanticismo español. Tras la muerte del monarca y el regreso de los exiliados se señala el año de 1834 como fecha del triunfo del romanticismo en España. Se estrenan entonces La conjuración de Venecia, de Martínez de la Rosa, Macías de Larra y se publican las Poesías de Salas y Quiroga. Algunos críticos señalan el fin del auge romántico en las letras españolas hacia 1844, año del estreno del Don Juan Tenorio de Zorrilla. El principal exponente del romanticismo en España, que supo sintetizar en su vida y su obra el espíritu romántico, fue José de Espronceda, considerado por algunos el primer gran poeta español moderno. Entre sus principales obras cabe mencionar Poesías (1840), donde reúne las composiciones realizadas hasta ese momento, y El diablo mundo (1840).
 

 

En España, a pesar de los tradicionales prejuicios religiosos, las manifestaciones de la novela y la poesía eróticas han sido abundantes y han gozado y gozan de bastante éxito popular. Y personajes como La Celestina y Don Juan forman parte de la tradición occidental en este terreno. En tiempos más recientes, escritores como Mario Vargas Llosa, Luis Antonio de Villena, Ana Rossetti, Eduardo Mendicutti y Almudena Grandes, con su libro Las edades de Lulú, han conseguido gran éxito con obras ocasionales de carácter erótico. En autores hispanoamericanos como Osvaldo Lamborghini y Diamela Eltit el erotismo, en lugar de reducirse al espacio compartido por los amantes o a la exaltación de los atributos físicos, se extiende a motivos de tipo social y político, con lo que el lenguaje erótico se renueva y crece por su interacción con otros códigos lingüísticos. En estos casos, lo erótico no sólo incluye el goce de los sentidos sino también aspectos trágicos de la existencia: la pobreza, el desempleo femenino, la lucha política, la violencia del poder establecido y, con él, el sexo como instrumento de sumisión y humillación.

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