LA RESPIRACIÓN DE AROMAS Y SUS EFECTOS La aromaterapia, en medicina alternativa, es el uso terapéutico de aceites esenciales extraídos de las plantas. Los aceites esenciales que proporcionan a las plantas su fragancia y sus efectos curativos sobre el cuerpo y la mente son conocidos desde la antigüedad. Los antiguos egipcios los usaban en cosméticos y medicinas. También los utilizaban para purificar el aire y como conservantes en la momificación. Las plantas aromáticas también se utilizaban con fines medicinales en la antigua Grecia, en Roma, en China, en India y en toda Europa, hasta que fueron reemplazadas por fármacos de síntesis a finales del siglo XIX. La aromaterapia moderna, junto con el propio término, surgió en la década de 1930, a partir de los trabajos del químico francés René-Maurice Gattefossé sobre los efectos antimicrobianos de los aceites esenciales. Los aceites esenciales son químicamente complejos -un aceite puede contener entre 50 y 500 sustancias qu
El Derecho civil es aquel que se ocupa de la persona, sin más, es derecho privado general, contrapuesto a los derechos privados especiales —entiéndase mercantil, del trabajo—, que se ocupan de categorías concretas de personas o sectores profesionales definidos —comerciantes, empresarios o trabajadores. Por esta razón, por la importancia de sus instituciones, por su coherencia y tradición milenaria, el Derecho civil tiene un valor paraconstitucional y es considerado, con frecuencia, como Derecho común, complementario de otros derechos y leyes, cuyas lagunas cubre. El Derecho civil se contiene, en muchos países, en códigos que llevan el mismo nombre, inspirados —en mayor o menor medida— en el Código de los Franceses o Código de Napoleón (el primero de todos fue redactado a comienzos del siglo XIX), cuyo desarrollo actual se produce, sobre todo, mediante la promulgación de leyes especiales relativas a las más variadas materias.
El Código de Napoleón, fue la denominación oficial que en 1807 se dio al hasta entonces llamado Código Civil de los franceses, aprobado por la Ley de 24 de marzo de 1804 y todavía en vigor, aunque con numerosas e importantes reformas. Los primeros intentos de codificación se deben a la Asamblea Constituyente de 1790, formada durante la Revolución Francesa, que acordó la creación de un código de leyes civiles comunes a todo el reino, que estuviera redactado de forma simple y clara y conforme al espíritu de la Constitución. El primer proyecto se hizo durante la Convención, al que siguieron otros con un progresivo debilitamiento de los principios revolucionarios. Sin embargo, el auténtico paso hacia adelante tuvo lugar cuando se encomendó la codificación al primer cónsul Napoleón Bonaparte. Se realizaron diversos proyectos particulares en los que llegó a participar de forma activa mostrando su gran tesón, energía y sentido jurídico. Este proceso culminó con el nombramiento en 1800 de una comisión que había de redactar el proyecto definitivo, formada por los eminentes jurisconsultos Portalis, Tronchet, Bigot du Preameneu y Malleville. Así, en poco tiempo se venció la resistencia que ofrecía el Tribunado, llegándose a discutir, aprobar y concentrar en una sola ley los últimos 36 proyectos de ley en un solo año.
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